1 Juan 3:16  “En esto conocemos el amor: en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”.

a una determinada iglesia de aquel tiempo, sobre su conducta entre los hermanos y para esto, en versículos anteriores, detalla como el Padre ha expresado su amor al llamarnos hijos de Dios, debido al sacrificio de Jesús hemos sido reconciliados y vivimos en comunión con Él.

En esta idea del Amor de Dios reflejado en la entrega de Jesús, como sacrificio expiatorio por nuestros pecados, Juan asume que de alguna manera está bien entendida por aquella Iglesia, sin embargo, no es suficiente conocer si aquello conocido no es vivido; por eso Juan les dice: “En esto llegamos a conocer”, puesto que cada vez que él emplea ese término en su carta, es para exhortar la insuficiencia del intelecto ante la carencia de la práctica de lo aprendido.

No es suficiente decir que conocemos el sacrificio de Cristo, debemos demostrarlo y Juan nos enseña que una de las formas de demostrar aquello aprendido es entregarnos al servicio de nuestros hermanos, estando pendiente de sus necesidades, orando por sus vidas, compartiendo las bendiciones que Dios nos da y no reternerlas solo para nuestras vanidades, tal como se observa en 1 Juan 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿Cómo puede morar el amor de Dios en él?”

En la carta a los filipenses 2:5-8, Pablo detalla el nivel de entrega que tuvo Cristo por el rescate de aquello que se había perdido, pero lo principal que observamos en el texto es que esta entrega la hizo voluntariamente. Hoy el amor de Cristo nos está dando un mensaje de entrega desinteresada y voluntaria por nuestros hermanos, pero también tenemos que entregar nuestras vidas por aquellos que están perdidos en el mundo y necesitan este mensaje de amor en sus corazones.