Isaías 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Por: Daniel Mora Jiménez

En nuestro aprendizaje acerca del amor de Cristo, encontramos, que éste en ocasiones, es expresado de manera activa, por ejemplo, cuando voluntariamente entró a este mundo para cumplir una misión de reconciliación entre Dios y los hombres, pero en otras ocasiones veremos una muestra de amor de manera pasiva. Cuando Jesús fue aprehendido por los líderes judíos, estos lo llevaron ante el Sanedrín para juzgarle por blasfemia por declarar que era el Mesías. 

Delante del foro de acusadores llenos de ira religiosa, se encontraba un cordero enmudecido, es así como los evangelios relatan el encuentro de Jesús ante los sacerdotes judíos quienes levantaban falso testimonio en su contra, sin embargo, nuestro Señor no buscó su justicia, no luchó por sus derechos, ni buscó quien abogara por Él, pues sabía que todo esto era necesario, a fin de que se cumpla lo que escrito estaba en la ley y los profetas. 

Es así como luego del Sanedrín, Jesús fue llevado ante la justicia Romana, encontrándose con Poncio Pilato, quien ante la presión que recibía por parte de los Sacerdotes y el pueblo accedió con la petición de ellos, de llevar a Jesús a la cruz. Todo esto vivió nuestro Salvador, sin embargo, no abrió su boca y soportó todo el dolor del vituperio, y pudiendo levantarse y poner fin a la escena cruel que estaba viviendo, su amor pudo más, pues su amor todo lo sufre, todo lo calla, todo lo espera, todo lo soporta. 

Esta lección nos será dura de asimilar, pero si has tomado la decisión de ser discípulo de Cristo, pues es necesario que seas pasado por las adversidades de la vida las cuales te llevaran por momentos de dolor, pero ten calma y recuerda la actitud de Cristo, su amor cubre multitud de errores, y ese amor vive en ti.