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Gálatas 6:9  “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.

Por: Ericka Herrera de Avendaño

En la vida cristiana, es frecuente encontrarnos con momentos de desánimo o cansancio, especialmente cuando el bien que sembramos parece tardar en dar fruto. Sin embargo, este versículo nos recuerda que cada acto de bondad, cada palabra de aliento y cada gesto de amor es una semilla que Dios plantará en su tiempo perfecto.

Dios conoce el valor de lo que hacemos, incluso cuando nuestras acciones pasan desapercibidas a los ojos del mundo. Nuestra labor en el Señor es una inversión eterna; aunque los resultados no se materialicen de inmediato, debemos confiar en la promesa de una cosecha abundante si perseveramos. Este llamado a la constancia no se basa en nuestra fuerza, sino en la fidelidad de Dios, quien asegura que “a su tiempo segaremos”.

Cuando nos enfrentamos a la frustración o al desánimo, es importante recordar que cada esfuerzo, por pequeño que parezca, contribuye al avance del reino. La perseverancia en hacer el bien refleja una fe viva y activa, una confianza inquebrantable en que Dios obra en lo invisible, para manifestar grandes resultados.

Hoy, evalúa tus áreas de servicio y pregúntate: ¿Estoy siendo constante en mi labor de hacer el bien, aun cuando no vea resultados inmediatos? Renueva tu compromiso de servir a Dios con fe, sabiendo que Él recompensa la perseverancia. Señor Jesús, ayúdame a no cansarme de hacer el bien. Fortalece mi espíritu y renueva mi corazón para que, a pesar de las dificultades, siga sembrando de tu amor y verdad. Confío en tu promesa y espero la abundante cosecha que solo tú puedes dar, Amén.

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