Lucas 22.27 “Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”.

Por: Xavier Yánez Cando

Este pasaje de la Biblia ocurre durante la última cena, un momento de profunda enseñanza para los discípulos. Jesús, sabiendo que pronto sería traicionado y crucificado, les da una lección sobre el verdadero servicio, contrastando la forma en que el mundo ve la grandeza, con la forma en que Dios la ve.

En el mundo, la grandeza a menudo se mide por el poder, la posición y la autoridad. Jesús, sin embargo, invierte esta perspectiva. Él, siendo el Hijo de Dios y el Maestro, se presenta a sí mismo como un siervo. Nos muestra que el verdadero servicio no se trata de ser servido, sino de servir a los demás con humildad y amor.

Jesús nos da el ejemplo supremo de servicio. Él vino a la tierra no para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). Como iglesia de Cristo, estamos llamados a seguir su ejemplo y a servir a los demás con humildad y amor, el servicio verdadero requiere humildad, implica poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras y estar dispuestos a realizar tareas que otros consideran inferiores.

El amor debe ser la fuerza impulsora detrás de nuestro servicio. No debemos servir por obligación, sino por amor a Dios y a nuestro prójimo, la mejor manera de demostrar al mundo, a nuestro prójimo y a nuestro entorno que somos hijos de Dios, es a través del verdadero servicio que como iglesia debemos realizar.