Mateo 25.40 “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Por: Xavier Yánez Cando

Este pasaje bíblico forma parte de la parábola del juicio final, donde Jesús describe cómo separará a las “ovejas” de los “cabritos” basándose en cómo trataron a los necesitados. Jesús identifica a estos necesitados como “mis hermanos más pequeños”, estableciendo una conexión directa entre ellos y él mismo.

Jesús nos revela que cuando servimos como iglesia y de manera individual a los más necesitados, lo estamos sirviendo a él. No se trata solo de actos de caridad, sino de reconocer la presencia de Cristo en cada persona, especialmente en aquellos que sufren. Esto nos desafía a ver más allá de las apariencias y a tratar a todos con la dignidad y el amor que merecen.

Hoy en día Jesús se identifica con los hambrientos, sedientos, extranjeros, desnudos, enfermos y encarcelados. Esto nos llama a identificarnos con ellos también, a sentir su dolor y a responder a sus necesidades, nuestros actos de servicio son una forma de adoración a Dios. Cuando servimos a los demás, estamos honrando a Cristo y expresando nuestro amor por él.

El amor cristiano no se limita a palabras, sino que se manifiesta en acciones concretas, implica estar dispuestos a dar de nuestro tiempo, recursos y talentos para ayudar a los demás, como iglesia y como hijos de Dios.