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1 Juan‬ 2:3-5 “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.4 El que dice: Yo le conozco y no guarda sus mandamientos el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él”. ‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Por: Pst. David Agustín Pérez Vera

Como hijos de Dios, formamos una familia y sí hemos de tener una relación de compañerismo con el Eterno Padre Celestial, disfrutando de esa relación teniendo la certeza en nuestros propios corazones, debemos obedecer Sus mandamientos. No sentimos que podemos hacer todo lo que nos agrade. El cristiano no hace lo que le place, sino lo que a Cristo le agrada. La Traducción Contemporánea de la Biblia dice de esta forma “Y en esto sabemos que hemos conocido íntimamente a Dios, si guardamos sus mandamientos. El que dice que ha conocido íntimamente a Dios, y no guarda constantemente sus mandamientos, es un mentiroso, y no tiene la verdad, es decir, no es coherente en lo que piensa y lo que hace; pero el que guarda la Palabra que es Jesucristo, en este verdaderamente el amor sacrificial de Dios se ha perfeccionado y cumplido, por eso conocemos íntimamente que estamos en Él y existimos por Él”. Juan usa un verbo griego que traduce conocer íntimamente que viene del verbo ginósko y que, además puede significar “notar, reconocer, saber, sentir, tener, entender, informar, llegar (al conocimiento), cerciorar, comprender, conocer, conocimiento”. Que bendición al conocer por medio de la Santa Palabra de Dios, el nivel de relación tan profunda e íntima que nuestro Padre Celestial quiere tener con cada uno de sus hijos, por medio de Su Primogénito Hijo Jesucristo. En este sentido, fue precisamente nuestro Señor y Salvador quién nos reconcilió con el Padre por medio de Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario. Así que, no tengamos en poco nuestra intimidad con el Padre Eterno, por cuanto fue un precio incalculable el que Jesús pago por nosotros. 

Gracias Padre Celestial en este día y al abrir mi corazón lo que más deseo es seguir manteniendo una relación íntima a través de Jesucristo, te pido Amado Padre Eterno que siempre pueda acercarme a Ti confiadamente en alma, cuerpo y espíritu, Shalom.

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