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1 Pedro 1:3-4 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”.

Por: Pst. David Agustín Pérez Vera

La epístola de primera de Pedro, fue escrita en un periodo de persecución a la iglesia judío-cristiana, dispersa a Asia Menor. Posiblemente haga referencia a las persecuciones romanas, pero algunos teólogos opinan que puede estar relacionada a las persecuciones del judaísmo ortodoxo hacia el cristianismo. Por lo que, indistintamente cual sea en sí el escenario, los primeros cristianos tuvieron siempre su fe puesta en Jesús quien representa la Esperanza viva. El corazón del Evangelio es que nuestro Señor Jesús resucitó de entre los muertos y hoy está sentado a la diestra de Dios Padre intercediendo por todo aquel que lo ha recibido en su corazón como Su Señor, Salvador y Redentor. 

En tal sentido el apóstol Pablo manifiesta que, el Evangelio tiene una connotación maravillosa para todo aquel que ha procedido al arrepentimiento con corazón contrito y humillado.  1 Corintios 15:3-4 “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.

La palabra “bendito” que aquí se utilizó, es aquella que proviene de la palabra “elogiar” que, en realidad significa “alabar”. En el Nuevo Testamento esta palabra nunca se usó como referencia al hombre, el hombre ha de alabar a Dios no porque Dios necesita la alabanza, lo debe de hacer porque todo lo que el hombre le da a Dios Él lo devuelve multiplicado, el salmista lo había entendido por eso decía “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.” Además, Pedro dice que Dios nos hizo renacer en Cristo para heredar legalmente, una herencia inmaculada, lo cual nos indica que no puede ser manchada o contaminada por nada.

Amados hermanos y amigos, alabado y bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, porque en este día, nos da una vez más la oportunidad de seguir las pisadas de nuestro Señor Jesucristo que nos sacó de las tinieblas a Su luz admirable y representa nuestra esperanza. Shalom. 

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