Santiago 3:17 “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”.
Por: Pst. David Agustín Pérez Vera
Amados hermanos y amigos, que el Eterno los bendiga grandemente hoy y siempre y que en este día sobre todo los cubra con Su Santo manto para que los abrigue y proteja. Que necesario es contar con un manto como el que el Señor nos ofrece, que nos da la capacidad para tomar decisiones que nos lleven a adorarlo y servirle como sólo Él se merece. En este marco, es necesario reconocer algo muy importante en el presente y es que todos los seres humanos tienen sabiduría, algunos tienen sabiduría para: hacer guerra, hacer fechorías, estafar, robar, engañar, violar las leyes, etc.; asimismo otros, tienen sabiduría para pintar, crear, jugar, desarrollar tecnologías entre otras cosas aparentemente positivas.
Pero ya en el marco del contexto de la porción bíblica leída, podemos ver lo qué pasa en nuestro entorno y el mundo entero, Santiago establece la diferencia de la sabiduría, que los hijos de Dios desarrollamos, cuya sabiduría es la que viene de Dios y es ante todo pura. Asimismo, indica la importancia de la santidad. Dios es santo, y sus hijos deben ser santos. Dios dice: “Yo soy santo, Yo soy el Señor que los santifica”. Jesucristo también oró: “Santifícalos, Padre. Hazlos santos por medio de Tu Verdad”. La Sabiduría celestial es pura y santa. En pensamiento, en palabra y en acción. Es limpia en espíritu y en cuerpo. En doctrina y en práctica. En fe y en moralidad. No está contaminada.
¿Que sabiduría estás practicando? ¡Si es la que viene de lo Alto! da gracias a Dios y alábalo por moldear tu vida a través de los años en Sus caminos. No eres sabio porque tú te has hecho sabio, sino por la Obra de Jesucristo, por medio del poder de Su Espíritu Santo. ¿Estás actuando como necio? ¡Si es así! pídele a Dios sabiduría para lidiar con tus problemas de carácter. Necesitas regresar a Dios. Volver a orar, aprender de Jesucristo, y alabarlo. ¡Comienza ahora mismo! ¡Nunca es muy tarde para comenzar de nuevo!
Gracias Padre Eterno porque hoy por tu benevolencia no hemos sido consumidos y por eso, la vida en esta tierra es la oportunidad para poner en practica la Sabiduría de lo Alto que es pura, santa, amable, benigna y llena de misericordia, tal como lo hizo el Señor Jesucristo, nuestro maestro a seguir, Shalom.