Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

Job 1:21 “Jehová dio, y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová.

Por: Marianella Layana de Jácome

¡Qué nivel de fe tuvo Job!. Una adoración tan profunda y sincera es poco común, especialmente hoy en día. Job no era cualquier persona: era justo, obediente a Dios, íntegro y muy bendecido. Tenía una familia grande, riquezas y buena reputación. Pero en muy poco tiempo lo perdió todo: sus bienes, sus hijos, sus siervos y hasta su salud.

Que fácil es para muchos resentirse con Dios. Cualquiera en su lugar se habría rendido, quejado o alejado de Dios. Pero Job hizo algo impresionante: se inclinó y adoró. En medio de su dolor dijo una de las frases más impactantes, conocidas y poderosas de la Biblia: “El Señor dio, y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor.”

Esa es una fe que glorifica a Dios, que lo sigue reconociendo como digno, incluso cuando se nos ha quitado lo que más amamos.  Job no adoraba solo por lo que Dios le daba, sino porque conocía quién es Dios. No se quejó, no culpó a Dios ni exigió respuestas. Aceptó que también quitar es parte de la voluntad de Dios. Y no esperó a sentirse mejor para alabarlo, sino que lo hizo en su momento más difícil y oscuro.

Muchos de nosotros hemos sufrido grandes pérdidas.  Pero puedo asegurar desde mi experiencia personal y observando lo vivido en mi entorno familiar y laboral, que no he conocido a alguien que haya atravesado un sufrimiento tan profundo como el de Job. Aprendamos de él que llevó su vida reconociendo que todo lo bueno vino de Dios, aceptando que Él sigue teniendo el control de todo. Y eligiendo glorificarlo, aun en el más profundo dolor. Esto no significa ignorar el dolor, sino confiar en Dios a pesar del dolor y seguir glorificando su nombre, sin importar las circunstancias.

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.