Por: Walter Encalada Pazmiño
El en el evangelio de Mateo, 6:9-16 Mateo escribe en su evangelio la manera de orar a nuestro Padre Celestial, no usando vanas repeticiones como los gentiles, ellos creen que en su palabrería serán oídos, comienza a describir el modelo de una oración dirigida al Padre, en verso 9-10 el escribe: “Vosotros pues, orareis así: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre: Venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”. Porque no busco mi voluntad sino la voluntad del Padre, (Juan 5: 30). No puedo hacer nada por mí mismo, según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Hay cosas que solo al padre, les pertenecen Deuteronomio 29:29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley. Mediante Su palabra Dios especifica lo secreto y lo revelado, en el versículo anterior de Deuteronomio hay una distinción entre los revelado y secreto, esta última palabra no nos pertenece y no podemos conocerla es designio de Dios.
En Efesios 1:11 la última parte del versículo dice: “El propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”. Nada de lo que suceda estará fuera de su voluntad y de su soberanía. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cual sea la voluntad de Dios agradable y perfecta (Romanos 12:2).
En nuestra vida diaria es un continuo aprendizaje, cada día aprendemos nuevas cosas, nuevas habilidades, ayudándonos a crecer cada día más, nunca olvides que hacer la voluntad de Dios, va más allá de un simple aprendizaje, es poner todo ese bagaje de conocimiento, con humildad a los pies de Cristo, para que Él obre en nosotros como sus instrumentos de su gracia.