Mateo 7:29 “Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
Cuando Jesús descendió a la tierra vino con un solo propósito, dar redención al ser humano, Dios envió a su único Hijo para salvar este mundo del pecado, el único camino que conoce el hombre es Jesucristo el hijo de Dios, Él es, el camino perfecto para este mundo pecador.
La Palabra expuesta por el Maestro llegaba al corazón de cada concurrente, hablaba del amor, del perdón, llegando al corazón de cada una de ellos, cada palabra expuesta del Maestro hacía reflexionar a multitudes, las personas escuchaban su mensaje y el propósito de su venida, y la necesidad de establecer una relación con Dios su Padre a lo largo de sus caminatas, iba seleccionando a personas que debían acompañarlo, siempre fueron doce y los llamo sus discípulos, ellos se encargarían de continuar llevando el mensaje del evangelio a toda criatura.
El verdadero discípulo tiene estas características que a continuación detallamos:
Espíritu de servicio
Nunca debemos servir a Dios o a los demás con un interés de por medio, como quien quiere agradar solamente a los hombres, sino que debemos hacerlo con un corazón sincero temiendo a Dios en todo tiempo, sabiendo que Él discierne las intenciones del corazón.
Todo lo que hagamos debemos hacerlo de corazón como para el Señor y no para agradar a los hombres. Colosenses 3:22-23 dice: “Siervos obedecer a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como como los que quieren agradar a los hombres, sino de corazón sincero, temiendo a Dios, Y todo lo que hagáis hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.
Mayordomía
Debemos aprender a ser buenos mayordomos, es decir buenos administradores de los recursos que Dios ha puesto en nuestras manos. Debemos administrar bien nuestro tiempo, talentos, dones y aun muestras finanzas.
Y dijo el Señor: “Quien es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá en su casa, para que les de su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes” (Lucas 12: 42-44).