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2 Corintios 6:17-18 “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. 

Por: Nelly Jácome de Pérez 

Para el Apóstol Pablo era claro que existían dos mundos diferentes y que son completamente opuestos entre sí. Uno de estos mundos se caracteriza por la justicia, los discípulos, la luz, Jesús y la presencia gloriosa de Dios. El otro se caracteriza por la injusticia, la impureza, la oscuridad, los incrédulos y Satanás el diablo. Ambos mundos están ocupados por ideas diferentes, modos diferentes, tradiciones diferentes. En fin, la desigualdad entre ambos mundos es evidente y abismal. 

Este pasaje puede parecer desafiante, pero es una invitación a vivir con integridad, compromiso y fidelidad, sin dejar que las influencias externas comprometan nuestra relación con Dios. Hoy en día, vivimos en un mundo lleno de distracciones y presiones que nos invitan a adaptarnos a sus normas y valores. Pero como cristianos, estamos llamados a vivir según los principios del Reino de Dios, y la Palabra de Dios nos recuerda la importancia de mantenernos firmes en nuestra fe y no permitir que el mundo y sus deseos, nos aparten de Su voluntad.

Cómo vivimos nuestra identidad como hijos de Dios?. Si somos el templo del Espíritu Santo, nuestras acciones, pensamientos y decisiones deben estar alineadas con los valores de Dios. Al hacer frente a la presión social o las tentaciones de vivir según los estándares del mundo, debemos recordar que nuestra vida debe reflejar la santidad y pureza de aquel que habita en nosotros.

Dios nos ha llamado a apartarnos de lo impuro, de lo contaminado. Para que podamos vivir en unión con Él. Padre Celestial, gracias por llamarnos a ser Tu pueblo, un pueblo separado para Ti. Ayúdanos a vivir según Tu voluntad, apartándonos de todo lo que no te agrada. Te pedimos sabiduría para tomar decisiones sabias en nuestro caminar diario. Gracias por Tu amor incondicional, por ser nuestro Padre y por guiarnos en el camino de santidad. En el nombre de Jesús, Amén.”

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