Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

1 Juan 3:9 “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

Por: Nelly Jácome de Pérez 

El pecado es contrario al propósito de Jesucristo que fue destruir las obras del diablo. Satanás y Cristo son totalmente opuestos en sus propósitos y caracteres. Cuando un creyente hace lo correcto, manifiesta la naturaleza divina dada por Dios, pero cuando él peca, está emulando la naturaleza de Satanás. 

Los creyentes tienen una actitud diferente hacia el pecado. Los que han acudido a Cristo para salvarse se han arrepentido, dándose cuenta de la grave naturaleza de su pecado y de la necesidad imperiosa de aceptarlo como su Salvador. En consecuencia, los creyentes tienen un nuevo deseo de las cosas buenas y justas de Dios. Quien ha nacido de Dios no desea vivir en el pecado, porque se ha convertido en una nueva criatura en el momento de la salvación: “las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).Ceder al pecado no es un acto normal para el hijo de Dios, y el resto de 1 Juan 3: 9 da la razón: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. Un cristiano auténtico tiene la “simiente” de Dios y no pecará “deliberada, consciente y habitualmente”. Simplemente, no está en su “ADN espiritual”.

Gracias damos a Dios por la presencia del Espíritu Santo (1 Corintios 10:13). Su Espíritu como hijos nacidos en Cristo, nos da el poder para vencer la tentación, por tanto, no estamos solos en nuestras luchas diarias. Los hijos de Dios que alcanzan la madurez reflejarán cada vez más a Dios y Su carácter a medida que Él los santifica. Si una persona afirma ser cristiana, pero vive en rebelión contra la Palabra de Dios, siguiendo un estilo de vida de pecado voluntario, alejado de su perfecta voluntad, esa persona demuestra que no tiene a Jesús en su corazón. Él nos llama hoy a ser hijos portadores de su simiente, Amén.

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.