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Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.

Por: Nelly Jácome de Pérez 

El Exaltado Dios habita en las alturas.  Dios está por encima de todo poder, gobernante y autoridad. No hay nadie por encima de Él y tiene poder absoluto para actuar como le plazca.

La Biblia dice que nuestra vida aquí es como un simple aliento, como un vapor, una sombra pasajera. Sin embargo, Dios habita la eternidad. Nunca ha habido un tiempo en el que no existiera. Él no tiene principio ni fin. Ayer, hoy y mañana son iguales para Él. Él está fuera del tiempo y todo lo ve y lo sabe.

Pero Dios en Su naturaleza es santo, completo, perfecto y sin la más mínima imperfección. Y Él es la fuente de toda santidad en sus criaturas, ya sean angelicales o humanas.

Pero lo fantástico, más allá de los límites, es cómo el Dios eterno entra en el tiempo a través de Jesucristo y vive entre nosotros, humilde y manso, siempre en sintonía con la voluntad del Padre. Él sentó las bases para los quebrantados de corazón, los abatidos, los humildes de espíritu, aquellos que no tienen reservas, ni planes para el futuro, ni nada más. Se han resignado a estar muertos en su espíritu. La clave para los cristianos es afirmar este morir a sí mismos y vivir para Cristo. Es tomar a diario la cruz de Jesús, donde solo lo que Él quiere realmente les importa.

Hemos visto una imagen de la santidad de Dios y la humildad del hombre. Así que, si queremos conocer a Dios, si queremos andar con Él, si queremos estar con Dios, si queremos glorificarlo, entonces la manera es humillarnos y ser contritos de espíritu ante él. Este es el camino al conocimiento de Dios. 

Padre Celestial, oro hoy por humildad. Oro por eso en mi vida. Si hay tendencias hacia el orgullo en mi propio corazón, Dios por favor, ayúdame a crecer en humildad. Queremos conocerte en toda tu santidad, porque solo así me conduciré bajo tus altos estándares, y así  vivir una vida piadosa y santa ante ti, lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

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