Apocalipsis 2:10 Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
Escrito Por Dayse Villegas Zambrano
Algunas personas han interpretado este versículo como que la salvación está supeditada a nuestra fidelidad, pero si así fuera, todos estaríamos descalificados. Sin excepciones (Romanos 3:23, Romanos 310).
Pero la fidelidad que Dios espera tiene sus recompensas. Creo que la mayoría no conocemos o no ahondamos lo suficiente en la calidad de las recompensas que Jesús detalló desde los evangelios hasta el Apocalipsis. La fidelidad sostenida, sufriente y persistente, incluso ante la muerte, tiene un premio especial, la corona de la vida, el reconocimiento imperecedero de una vida ejemplar, corona que se entregará en los cielos.
En el mensaje a la segunda iglesia, Jesús habla de otros rasgos del crecimiento, que tal vez nos sean difíciles de entender. “Yo conozco tus obras, tu tribulación, y tu pobreza”. Y le anuncia a Esmirna padecimientos, cárcel, más tribulación e incluso la posibilidad de la muerte.
¿Cómo podría ser esto una señal de crecimiento? La pobreza y el dolor nos escandalizan y nos espantan. Pero Jesús anima a Esmirna, sabe que podrá soportarlo porque es fiel y porque no teme a la adversidad, pues tiene la convicción de su salvación, y está segura de que no sufrirá daño de la segunda muerte.
Esto es algo en lo que nos conviene crecer. La fe que con ojos abiertos mira a la eternidad y asiente a lo que se le ponga por delante, porque ha visto a los ojos al autor de la victoria. Una iglesia que tiene esta convicción es grande, ha crecido y ha vencido. Y esto es lo que tenemos que buscar si queremos crecer como iglesia.