Apocalipsis 7:9-10 “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.
Por: Ericka Herrera de Avendaño
En este pasaje del libro de Apocalipsis, el apóstol Juan nos presenta una visión celestial donde se congrega una multitud innumerable de personas provenientes de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Esta escena es una poderosa representación de la universalidad del evangelio de Jesucristo.
Los presentes están vestidos con ropas blancas, simbolizando la pureza y la redención obtenidas a través del sacrificio de Cristo. Las palmas en sus manos evocan imágenes de victoria y celebración, recordándonos las festividades en las que se honraba a Dios con ramas de palma. Esta multitud proclama a gran voz que la salvación pertenece a Dios y al Cordero, reconociendo que es por Su gracia y misericordia que han alcanzado la redención.
Esta visión nos invita a reflexionar sobre la naturaleza inclusiva del reino de Dios. La salvación no está limitada por barreras étnicas, culturales o lingüísticas; es un llamado abierto a toda la humanidad. Como creyentes, somos desafiados a abrazar esta diversidad y a trabajar para que el mensaje del evangelio llegue a todas las personas, sin distinción.
Considera cómo puedes contribuir a la expansión del evangelio en diferentes contextos culturales y sociales. Ora por las misiones y por aquellos que llevan el mensaje de salvación a lugares remotos. Reflexiona sobre tus propios prejuicios y busca maneras de mostrar el amor inclusivo de Cristo en tu comunidad. Señor Jesús, gracias por la promesa de una salvación que alcanza a todas las naciones y pueblos. Ayúdame a ser un instrumento de tu paz y amor, llevando el mensaje de esperanza a quienes aún no te conocen. Que mi vida refleje la unidad y diversidad de tu reino, Amén.