Colosenses 4:12 “Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere”.
Escrito Por: David Pérez Vera
La bendición de pertenecer al Cuerpo de Cristo, es saber que tenemos el mismo sentir de orar los uno por los otros, con fines que sólo pueden nacer en el corazón de Dios y ser depositado en cada uno de nosotros, para pedir con tanto amor, misericordia y sentimiento por todo prójimo, mayormente por los de la familia de la fe.
Tenemos presente en este día el saludo de un hermano llamado Epafras, que por medio del apóstol Pablo remite un saludo fraterno a sus hermanos en la fe, acción que tiene por objeto manifestar primeramente el interés por la situación de sus consiervos. Tomando en cuenta lo difícil que es el día a día para todo cristiano, en aquella época la vida de los Colosas era de igual que sujeta a nuestros tiempos, es decir, la tentación, la violencia, la desesperanza, la carnalidad, la corrupción, los engañadores, los deleites del mundo, la maldad y tantas otras situaciones, que a pesar de los años que transcurren siguen siendo igual o peor que aquellos tiempos. Siendo una realidad innegable que todo cristiano, sin importar el siglo en el que vivamos, nos enfrentamos a una lucha diaria de la naturaleza de la carne frente a nuestra nueva naturaleza en Cristo Jesús.
Lo importante en este saludo es resaltar el mensaje para sus hermanos, el mismo que tenía el alentar y fortalecer la vida de los cristianos de esa época, así como a los de hoy, para que estemos firmes, maduros y completos en nuestro caminar delante de Dios, creciendo en santidad. La misma Palabra de Dios advierte a aquellos que puedan pensar que es una exageración este precioso y humilde saludo, en 1 Corintios 10:12 que dice: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.
Debemos de tener este mismo sentir, cuando pensemos en nuestros hermanos y amigos en la fe, que nuestra oración cada día nos lleve a este anhelo que nos impulse a un crecimiento no sólo personal, sino también congregacional. Presentémonos delante del Eterno por medio de Cristo Jesús con este clamor, por nuestra familia, hermanos y amigos para juntos adorar, glorificar y exaltar el nombre del Rey de reyes por los siglos de los siglos amén, Shalom.