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Colosenses 4:3  “Orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso”. 

Por: Nelly Jácome de Pérez

Pablo no pidió oren por sus necesidades personales (las cuales eran muchas), sino para que el Señor les abra puerta para la palabra. La misma ilustración de la puerta abierta como una oportunidad de compartir el evangelio se ve en pasajes como Hechos 14:27, 1 Corintios 16:9, y 2 Corintios 2:12.

Pablo quería oración para que pudiera seguir haciendo que el evangelio fuera claro y evidente, incluso si eso significaba seguir preso. Pablo les pide que oren específicamente porque se abran puertas, a fin de que pueda anunciarse la verdad con claridad, pues es importante para el siervo de Dios no confiar en sus propias habilidades sino en la fortaleza que proviene de Dios.

Si era necesaria la oración a Dios para que abriera puertas aun para el apóstol Pablo, cuánto más debemos nosotros orar que nos abra puertas para la palabra. Al mismo tiempo hay que estar alerta para aprovechar toda oportunidad. Hay mucha necesidad en el mundo, aunque haya mucho pecado, en medio de esa condición sobreabunda la gracia de Dios, para llevar salvación por medio de su hijo Jesucristo, a todo aquel que está cautivo en sus delitos e iniquidades. La iglesia ha sido comisionada para llevar a cabo esta labor. La iglesia es usted, soy yo. Estamos cumpliendo con este llamado?.

Aun estando preso Pablo siguió siendo el embajador de Cristo (2 Cor. 5:20): “por el cual soy embajador en cadenas” (Efes. 6:20). Pablo aún preso en cadenas, no vio como un obstáculo el poder predicar a Cristo. Que obstáculo tiene usted en este mismo momento, para ser ese embajador de su gracia.

Consideremos cada aspecto de nuestro servicio al Señor, en su obra, como una puerta y pidamos a Dios que mantenga las puertas abiertas. Él ha prometido que lo hará. Apocalipsis 3:8 dice: “He puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar, pues aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre”.

La verdad es que Él ha puesto muchas puertas abiertas ante nosotros, y le pedimos que nos abra aún más. Solo tengamos la disposición para poder compartir y dar a conocer el ministerio de Cristo. Somos sus manos, sus pies, su corazón, su anhelo por las almas perdidas y su boca, no podemos dejar de proclamar lo que Él ha hecho en nosotros y sigue haciendo, glorifiquemos con nuestras vidas su nombre, Maranatha ¡Cristo viene pronto!.

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