Como discípulos de Jesús debemos llevar fruto; Juan 15:16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Hemos sido elegidos y puestos por Jesús para ir y llevar fruto. Cuando nos preguntemos por el propósito de nuestras vidas en esta tierra, por qué estamos aquí y por qué debemos enfrentar los grandes desafíos y las tribulaciones de la vida en el mundo, o por qué no somos transportados al cielo en el instante en que nacemos de nuevo, pensemos en esto.
Este tiempo y estas circunstancias son propicios para que demos fruto. En medio de las tinieblas, la luz resplandece con mayor fuerza. En un mundo caído y venido a menos, el fruto espiritual perfuma y nutre, bendice a aquellos que desesperadamente necesitan de la misericordia de Dios expresada a través de su iglesia.
Damos fruto a semejanza de Jesús. Damos fruto porque hemos sido elegidos por él, no porque tuviéramos el potencial, sino porque él quiso dotarnos a nosotros, que no teníamos nada que ofrecerle. No es que nosotros hemos tomado la difícil decisión de seguir a Jesús, sino que él tomó la difícil decisión de salvarnos a nosotros.
Damos fruto porque ese es el camino que Jesús nos diseñó. Damos fruto porque de esta manera nos parecemos a Jesús y así nos reconoce el Padre, y responde a todas nuestras peticiones como si fuera el Hijo quien las hiciera. Parte de dar fruto es saber orar en el nombre de Jesús, según su voluntad, con la certeza de que recibiremos.