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Eclesiastés 5:1  “Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque estos no saben que hacen el mal”. 

Por: Daniel Mora Jiménez 

Cuán hermoso es habitar en la unidad junto con nuestros hermanos, poder reunirnos a alabar a Dios, tal como el Salmo 122 dice: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”, es un tiempo de mucho gozo, pero la Palabra de Dios nos realiza un llamado de atención acerca de como debemos presentarnos en la casa de Dios, y lo primero que nos dice es: “guarda tus pasos”, es decir cuida tu conducta, por ello hagámonos un análisis y preguntémonos ¿Cómo me estoy presentando ante Dios?. 

Alrededor de la historia bíblica, vemos a los personajes de la biblia cuanta reverencia tenían al momento de presentarse ante Dios, por ejemplo, vemos a Jacob que al darse cuenta que se encontraba en la presencia de Dios exclamó: “Ciertamente el SEÑOR está en este lugar y yo no lo sabía.”, en ese instante dice la biblia que el tuvo miedo y dijo: “¡Cuán imponente es este lugar! Esto no es más que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo”. El Salmo 100:4 nos da una instrucción a la manera de presentarnos delante de nuestro Dios, por ello nos dice: “Entrad por sus puertas con acción de gracias”
Luego nos dice: “acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios”, esta es la parte más importante de nuestro desarrollo eclesiástico, ¿Para qué nos presentamos ante Dios?; podemos cantar alabanzas, dar todas las ofrendas y diezmos posibles, pero nada de esto significará nada ante Dios, si no tenemos un corazón presto para escuchar su voz, un corazón sensible para arrepentirse de su maldad y volverse a la obediencia a Dios. Alrededor de la biblia se nos enseña, que no hay sacrificio más grande que le agrade a Dios, que una vida rendida en obediencia a su palabra, “Obediencia quiero, más que sacrificios” (1 Samuel 15:22-23).

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