Efesios 2:17-19 “Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”.
Por: Ps. David Pérez Vera
No hay mejor tiempo que el presente, donde pueda decirse en alta voz ¡¡¡Paz, Paz, Paz!!! Que maravillo anuncio, estas serían buenas noticias, sobre todo, porque sólo Jesús tiene la autoridad absoluta para anunciar buenas nuevas de Paz, que tanta falta hace en estos días escuchar.
Durante toda su vida en esta tierra, es decir aproximadamente por 33 años en diferentes facetas, declaraba anunciando la Paz, lo hizo delante de sus seguidores antes y después de su muerte. Siendo también relevante manifestar, que este anuncio animaba a que todos por igual puedan acercarse a Dios, por medio de Cristo una vez que lo hayan recibido como su Salvador. Lo cual nos hace acreedor de un nuevo estatus espiritual, ante la expresión que avala este sentir; “Así que ya no sois extranjeros”, considerando que, en la antigüedad el extranjero no tenía derechos ni protección, e incluso había algo de sabor a enemigo, cuando se hablaba del extranjero.
Más bien ahora se manifiesta “sois conciudadanos de los santos”. Siendo esta una doble expresión; por una parte son “ciudadanos completos”. Hoy no podemos hacernos una idea del gozo con que el hombre antiguo se sentía “ciudadano” en su pequeña ciudad. Esto significaba libertad, protección legal, derecho de decidir en los asuntos públicos importantes, responsabilidad frente a una gran herencia sagrada. Esto es lo que para el antiguo ciudadano hacía la vida rica y digna de vivirse.
Preguntémonos ¿Qué tipo de vida vive hoy? ¿A qué familia pertenece, a la de Dios o la del mundo? Porque Dios nos llama por medio de su Hijo Jesucristo, ¡Miembros de su familia!!!, Shalom.