Efesios 2:19 “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
El mensaje del evangelio comenzó a ser expuesto en todo lugar, utilizando las casas de los mismos creyentes (Romanos 16:5, Colosenses 4:15, Hechos 5:42), ante el mandato del Señor Jesús, los apóstoles y hermanos convertidos dan inicio a ser testigos de la gracia de Dios, comenzando a formarse las primeras comunidades cristianas.
A pesar de la persecución, su tarea no decae por el contrario continua la evangelización multiplicándose los fieles, un aporte a esta expansión fue las asambleas de los apóstoles, donde consideraron temas concernientes a la Iglesia en general, los apósteles impartían las enseñanzas que el Maestro les había encargado, esto incrementó el amor entre los hermanos en las congregaciones y puso de relieve lo que significa el pueblo de Dios (Efesios 2:19-20 “Así que no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, construida sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, con Cristo Jesús mismo como piedra angular)”.
En Cristo toda la estructura de la iglesia está unida y se forma como templo santo en el Señor edificada espiritualmente en morada para Dios. Desde su inicio la iglesia diseñada por Dios tiene unidad en un solo cuerpo, cuya cabeza principal es Cristo, tener presente este precepto hace que toda comunidad cristiana o iglesia de Cristo se mantenga unida en un solo cuerpo, la dirección que tome siempre será el rumbo que Dios quiere para su iglesia, porque es su cabeza y su piedra angular, su dirección y fortificación mantendrá incólume por los siglos de los siglos, hasta cuando nuestro Señor Jesús regrese por su pueblo en su venida.