Efesios 4: 31
Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia y toda malicia.
Escrito Por: Marianella Layana de Jácome.
Si como Iglesia deseamos ese crecimiento en gracia debemos hacerle cara a todo este listado que el Apóstol Pablo enumera en este pasaje
Las tres primeras cosas en la lista de Pablo son amargura, enojo e ira estas se explican por si solas. Amargura es toda herida causada por una raíz de resentimiento en el pasado que es difícil de olvidar o perdonar. El enojo es lo que le da fuerza al resentimiento y te lleva al deseo de venganza. Ira es exasperación ya sea una explosión rápida o una indignación lenta y muy intensa en contra de alguien. Maledicencia es maldecir a alguien, es emitir palabras que destruyen.
Gritería habla por sí sola, malicia es el deseo de ver a alguien sufrir, que sea castigado por habernos herido.
Dios nos guarde y nos libre de tener estos sentimientos diabólicos en nuestro corazón. Pablo dice quítese, sabemos que no es de la noche a la mañana, es un proceso propio del crecimiento individual y en general como congregación, podemos fallar en el intento, pero debemos recordar que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.
No podemos seguir adelante si no perdonamos si no dejamos la ira la malicia o la gritería fuera de nuestra vida, si no dejamos afuera todas estas actitudes carnales, Dios tampoco podrá perdonar nuestros pecados muy a pesar de nuestro servicio o dedicación en la obra.
Es momento de detenernos y analizar nuestra vida y el impacto que tiene está en nuestra Iglesia. La gracia es el regalo inmerecido de parte de Dios, es ese poder del Espíritu Santo para hacernos más parecidos a Cristo Jesús. Como congregación, ¿estamos creciendo en ese cambio de parecernos más a Cristo confiando en el poder del Espíritu Santo?