Efesios 4:12-13 “A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
Es importante conocer que esta unidad llega por voluntad del Dios viviente, en virtud del amor por sus escogidos, esta acción hace digno nuestro caminar confiando en Él con toda humildad y mansedumbre unidos los unos a los otros en amor.
Efesios 4:1-2 el apóstol Pablo dice: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. Esto es posible en manos de nuestro Dios, su Espíritu lo hace posible cuando reúne a todos sus convertidos en un solo cuerpo que es su iglesia, compartiendo una fe común, unidos en amor y con la esperanza que el regresará por nosotros para llevarnos a las moradas celestiales, es nuestra obligación mantener esa unidad cultivando la mansedumbre, humildad y paciencia.
El estudio continuo y sistemático, es necesario para el conocimiento de su Palabra, su sabiduría que viene de lo alto es guía en nuestro caminar diario, poniendo sabiduría en el conocimiento adquirido, esto hará posible que se mantenga viva la llama del evangelio, poniendo en nosotros el deber de compartir el evangelio de Jesucristo a toda persona inconversa.
Pero, asimismo, Pablo enseña que debemos perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de plenitud de Cristo, es decir, es vital y necesario instruir a nuestros hermanos para el fortalecimiento del cuerpo de Cristo, a fin de que sea cada vez más fuerte.
Se requiere de nosotros estar cimentados y protegidos en el conocimiento de la bendita Palabra de Dios, nuestro trabajo en la Iglesia siempre será ayudar e incentivar a cada hermano para que sea lleno de este conocimiento, con el fin de ministrar en los diversos dones que necesita la Iglesia para crecer en plenitud de Cristo. Es mi oración hermano que Dios imparta en usted, el don propicio para ministrar en la congregación, de acuerdo a sus propósitos sea como evangelista, pastor o maestro.