Efesios 4:2. con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.
Escrito Por:Dilvany Gámez de Moreno
Según Adrián Rogers, la mansedumbre es fortaleza que está bajo control, también recordemos que se encuentra en la lista del fruto del Espíritu Santo, y a su vez, Jesucristo dijo: “soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29). Dentro de este marco, la mansedumbre refiere a una fortaleza interna, que proviene del poder de Espíritu de Dios y que, como hijos de Él, debe ser evidente en nuestra conducta cristiana.
Pero se preguntaría ¿cómo puedo ser una persona mansa?, lo primero que debo corregir es la percepción que tengo acerca de la mansedumbre, ya que es todo lo contrario al orgullo o a seguir manteniendo el control de mi vida; para este tipo de personas el manso es sinónimo de debilidad, ya que “aparentemente” sus reacciones no es la que todos esperarían cuando sufre alguna injusticia o calumnia.
Ahora, podremos mirar con más amplitud el ejemplo de Cristo, cuando fue a la cruz, siendo acusado injustamente no respondió a los insultos, cuando dijo “perdónalos porque no saben lo que hacen” o cuando le preguntó tres veces al apóstol Pedro ¿Me amas?.
Seguidamente, vamos ampliando el panorama ¿cómo empiezo a cultivar la mansedumbre?. Cediendo el control, los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios, ¿te has depositado en las manos de Dios?. La Palabra de Dios en 1 Pedro 5:6 expresa “así que humíllense ante el gran poder de Dios”, realmente te dejas ayudar por las escrituras o te apoyas en tu propia prudencia; por ello, el texto de hoy nos exhorta a vivir como es digno del llamado que hemos recibido, con toda humildad y estando sometidos a la autoridad de Dios, experimentaremos más paciencia y tolerancia a las faltas de los demás.