Efesios 4:3-4 “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación”.
Escrito Por: Ericka Herrera de Avendaño.
En este pasaje de Efesios, el apóstol Pablo nos exhorta a ser solícitos, es decir, diligentes y dedicados, en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Esta unidad es esencial en la vida de la iglesia, ya que somos parte de un mismo cuerpo y el Espíritu Santo es quien nos une. Fuimos llamados a tener una misma esperanza en nuestro servicio a Cristo Jesús.
La unidad en el Espíritu no significa que todos debamos ser iguales o pensar exactamente de la misma manera. Más bien, implica que, a pesar de nuestras diferencias, nos esforzamos por mantener una comunión amorosa y armoniosa, basada en la paz que proviene del Espíritu Santo. La unidad no se trata de uniformidad, sino de mantenernos unidos en el propósito de glorificar a Dios y edificar su Reino.
Preservar la unidad requiere de esfuerzo y compromiso. Significa estar dispuestos a perdonar, a dejar de lado nuestras diferencias y a buscar el bienestar de los demás. Debemos estar dispuestos a practicar la paciencia, la humildad y la compasión. El Espíritu Santo nos capacita y fortalece para vivir en unidad, pero también es nuestra responsabilidad mantenerla.
La unidad en el Espíritu nos fortalece como cuerpo de Cristo. Cuando nos unimos en amor y paz, somos un testimonio poderoso del amor de Dios en el mundo. Nuestra unidad refleja el carácter de Cristo y atrae a otros hacia él. Además, cuando estamos unidos, somos más efectivos en cumplir y en alcanzar las metas que Dios nos ha encomendado.
Reflexionemos sobre la unidad en nuestra iglesia y en nuestra relación con otros hermanos. ¿Está siendo solícito en guardar la unidad del Espíritu? ¿Está dispuesto a perdonar, a amar y a buscar la paz? Ora al Espíritu Santo para que le guíe y fortalezca en este camino.
Que el Espíritu Santo le guíe y fortalezca en su búsqueda de la unidad en Cristo. Que su paz y amor le inunden, capacitándole para ser un instrumento de unidad en su iglesia y en el mundo que le rodea. ¡Que Dios le bendiga abundantemente!.
Amado Dios, te pedimos que nos ayudes a perseverar en unidad, con la ayuda de tu santo Espíritu. Fortalécenos con tu amor y paz, y danos la sabiduría y un corazón dispuesto para perdonar y reconciliarnos. Ayúdanos a vivir en armonía, amándonos unos a otros como tú nos has amado, en el nombre de Jesús, amén.