Efesios 5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Por: Walter Encalada Pazmiño
El Apóstol Pablo exhorta nuestro andar sea digno de la vocación en que fuimos llamados con toda humildad y mansedumbre soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor (Efesios 4:1-2).
Pablo nos ha señalado dos cosas importantes en nuestro andar cristiano dentro y fuera de la casa del Señor, en el interior de su iglesia debemos poner siempre de relieve estos dos caracteres que ponen brillo en la personalidad de todo buen cristiano la humildad y la mansedumbre. La humildad, es una cualidad que demuestra igualdad, sin manifestarse superior o mejor que otros, Cristo dio ejemplo de ser humilde Mateo 11:29 dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprender de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas”.
Mansedumbre actitud humilde que demuestra control sobre nuestras acciones y emociones, la mansedumbre implica someternos a la voluntad del Padre, confiando que Él tiene el control de todas las cosas, su Espíritu Santo en nosotros nos viste del nuevo hombre y nos renueva cada día mas hasta alcanzar el conocimiento pleno. Cuando somos capaces de responder en calma contra las provocaciones, tratando de mitigar nuestras reacciones impulsivas y destructivas, le estamos dando paso a la mansedumbre en nosotros. Ella nos permite ser pacientes y compresivos con nuestros semejantes, reconociendo que todos somos seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios y que necesitamos de la gracia y el amor de Dios.
La iglesia del Dios vivo y verdadero, está formada por personas regeneradas en Cristo, a medida que una persona cree en Jesús como su Salvador de su vida, va formando el cuerpo de Cristo, nosotros sus hijos somos revestidos de amor, humildad y mansedumbre, frutos del espíritu que debemos cultivar siempre. para una relación duradera dentro y fuera de la casa del Señor, estas cualidades fruto del Espíritu Santo mantendrán unida a la iglesia y fundamentada en la base sólida de la Palabra de Dios, haciendo que el cuerpo de Cristo permanezca unido en su Espíritu.