Efesios 5:27 “A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.
Por: Nelly Jácome de Pérez
La santidad y pureza son valores fundamentales en la fe cristiana. Dios es santo y, por lo tanto, se espera que sus seguidores también sean santos. La idea de mantenernos sin mancha es importante porque permite que la luz de Cristo brille a través de nosotros.
Nadie quiere recibir consejos o escuchar la palabra de alguien que no vive en santidad. Si los cristianos no mantienen una vida sin mancha, no solo nos dañamos a nosotros mismos, sino que también dañamos la reputación de la Iglesia y desacreditamos el mensaje que proclamamos. La iglesia debe ser un faro de luz en medio de las tinieblas, reflejando el carácter de Cristo.
La obra santificadora de Cristo también tiene implicaciones a nivel individual. Como hijos de Dios, somos santificados posicionalmente. Actualmente estamos siendo transformados para ser más como Jesús, y debemos recordarlo al participar en disciplinas espirituales como la oración y el nutrirnos de la Palabra de Dios. Esta seguridad nos motiva ampliamente a llevar una vida santa, sabiendo que Dios está obrando activamente en nosotros para conformarnos a su imagen (Filipenses 2:13).
El llamado de Dios para Su iglesia es claro, ser sin mancha, sin arruga y sin cosa semejante, para presentarnos como una novia santa, preparada para Su regreso. Este no es un estándar imposible; es una meta que alcanzamos a través del poder del Espíritu Santo, viviendo en obediencia y comunión con Cristo.
¿Estamos como iglesia reflejando la santidad y pureza que Cristo desea?. Hoy es el día para comprometernos nuevamente con este llamado. Si hay áreas que necesitan ser transformadas, presentémoslas al Señor y permitamos que Él nos limpie, renueve y nos prepare para Su venida gloriosa. Señor Jesús, haznos una iglesia santa y sin mancha. Renueva nuestras fuerzas, limpia nuestras vidas y prepáranos para presentarnos ante Ti como una iglesia gloriosa, lista para encontrarte, Amén.