Ezequiel 36:9 “Porque he aquí, yo estoy por vosotros, y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados”.
Por: David Agustín Pérez Vera
En esta hermosa porción acompañada de una promesa del Eterno, se resalta uno de los principios y acciones de la agricultura, por cuanto en la Palabra de Dios se nos paraboliza a que el pueblo de Dios será labrado y sembrado. La labranza es la operación agrícola, que consiste en trazar surcos medianamente profundos en la tierra, con una herramienta de mano o con un arado.
En la vida espiritual de los hijos de Dios, toma sentido por cuanto el mismo Eterno nos manifiesta, “Porque he aquí, yo soy para ti”. Para las montañas, para que puedan ser cultivadas y fructíferas, y sean de ventaja para sus propietarios, y se vean bellas y encantadoras para la vista, así como para ser útiles.
“Y me volveré hacia ti”, en ese contexto bíblicamente histórico el Señor se había alejado de ellos y los había dejado presa del enemigo, por lo que se volvieron desolados, pero ahora “Él se volvería hacia ellos”, los bendeciría, los haría fructíferos y les devolvería a los dueños correctos de ellos quienes deberían mejorarlos en gran medida.
A final del día, todo estaba enfocado en la bendición que llegaría a todo el pueblo de Dios, “Y seréis labrados y sembrados”, abonado y cultivado, y sembrado con trigo y cebada, como en otros tiempos. Y Así de esta manera, la provisión de Dios fluiría para todo el pueblo y sobre todo la protección eminentemente divina, estaría siempre sobre ellos. Amados hermanos y amigos, en vísperas de terminar a pocos días el año, tal vez se sienta desprotegido, pero es hora de que ya no siga de esa manera, así que le animo a refugiarse en los brazos del Eterno e intimar con Él, a fin de que haga suya, esta promesa de la presencia de Dios en su vida, Shalom.