Filipenses 2:3-4 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”
Por: Ericka Herrera de Avendaño
En su carta a los filipenses, el apóstol Pablo nos exhorta a vivir con humildad y a servir a los demás, colocando las necesidades de los demás por encima de las nuestras. Esta enseñanza es crucial para una iglesia que persevera anclada en la fe.
La humildad es la base sobre la cual se construye una iglesia Cristo céntrica sólida. Ser humildes significa reconocer nuestras propias limitaciones y depender de la gracia de Dios. Somos llamados a no hacer nada por contienda o vanagloria, sino a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos. Esta actitud nos ayuda a evitar el orgullo y la rivalidad, fomentando en su lugar un espíritu de cooperación y amor fraternal.
El verdadero servicio nace de un corazón humilde. Al mirar por los intereses de los demás, reflejamos el amor de Cristo, quien vino a servir y no a ser servido. Una iglesia que persevera en la fe es una iglesia donde el servicio desinteresado es la norma. Cada miembro está dispuesto a ayudar y apoyar a los demás, reconociendo que servir a los otros es una forma de adorar a Dios.
La humildad y el servicio fomentan la unidad en el cuerpo de Cristo. Cuando todos los miembros se preocupan genuinamente por el bienestar de los demás, se crea un ambiente de amor y apoyo mutuo. Nuestro mayor ejemplo de humildad y servicio es Jesús. Él, siendo Dios, se humilló a sí mismo y se hizo siervo, incluso hasta la muerte en la cruz. Siguiendo su ejemplo, estamos llamados a vivir vidas de humildad y servicio, confiando en que Dios nos exaltará en su debido tiempo.
Amada iglesia, que nuestro compromiso con la humildad y el servicio sea evidente en todas nuestras acciones. Perseveremos anclados en la fe, sirviendo unos a otros con amor y considerando a los demás como superiores a nosotros mismos. Al hacerlo, reflejamos el carácter de Cristo y fortalecemos la unidad y la misión de nuestra congregación.