Filipenses 2:3 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”.
Por: Ericka Herrera de Avendaño
El apóstol Pablo, en su carta a los Filipenses, nos exhorta a vivir una vida caracterizada por la humildad y el servicio desinteresado hacia los demás. Este llamado es especialmente relevante en un mundo donde prevalecen el individualismo y la búsqueda de reconocimiento personal.
La humildad, según este pasaje, implica considerar a los demás como superiores a nosotros mismos. Esto no significa tener una baja autoestima, sino reconocer y valorar las cualidades y necesidades de los otros, priorizándolas sobre las nuestras. Al adoptar esta actitud, fomentamos relaciones basadas en el respeto, la empatía y el amor genuino.
Además, Pablo nos advierte contra la “contienda” y la “vanagloria”. La contienda se refiere a las disputas y rivalidades que surgen del egoísmo, mientras que la vanagloria alude al orgullo vacío y a la búsqueda de elogios. Ambas actitudes son obstáculos para la unidad y la armonía dentro de la comunidad cristiana.
Jesucristo es el ejemplo supremo de humildad y servicio. Aunque era Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a lo cual aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres (Filipenses 2:5-7). Siguiendo su ejemplo, estamos llamados a servir a los demás con amor y humildad, reflejando así el carácter de Cristo en nuestras vidas.
Reflexiona sobre tus interacciones diarias. ¿Actúas buscando reconocimiento o sirves con un corazón humilde? Pide a Dios que te ayude a identificar áreas donde el orgullo pueda estar afectando tus relaciones y que te dé la gracia para considerar a los demás como superiores a ti mismo. Señor Jesús, te agradezco por el ejemplo perfecto de humildad y servicio que nos diste a través de Jesús. Ayúdame a despojarme de todo orgullo y egoísmo, y a servir a los demás con un corazón sincero y humilde. Que mis acciones reflejen tu amor y promuevan la unidad en mi comunidad, Amén.