Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

Génesis 18:19 “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. 

Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez

Dios llamo a Abraham con un propósito, es decir, para que fuese el padre de una gran nación (Génesis 12:2). Pero el cumplimiento de este propósito estaba directamente relacionado con su vida familiar, en un contexto educacional. La principal función de Abraham, era conducir a sus hijos en la instrucción de un Dios Eterno con el cual él había tenido un encuentro y había establecido con él un pacto. 

Esto no sólo indicaba el papel único de Abraham en el plan soberano de Dios, y confirmaba una vez más su pacto con el patriarca; sino que también tenía un propósito didáctico. Abraham, y en consecuencia sus descendientes, debían conocer la justicia de Dios. Dios será fiel a la casa de Abraham porque de su casa saldrá la simiente, la descendencia hasta llegar al Mesías prometido para salvación del mundo.

Dios sabe y conoce el corazón de Abraham y sabe que Abraham es ahora un hombre de fe. Sabe que instruirá a su generación a guardar el camino de Dios, a practicar la justicia porque hay una promesa de fidelidad de Dios sobre ellos.
La expresión después de él también debe notarse; por lo cual se nos enseña que no solo debemos cuidar a nuestras familias, gobernarlas debidamente, mientras vivimos; sino que debemos ser diligentes en transmitir la verdad de Dios, que está en su Palabra, la misma que es eterna, viva y florezca después de nuestra muerte; y que así, cuando hayamos partido, el legado piadoso dejado a la posteridad un curso de vida sagrado puede sobrevivir y permanecer. 

Es deber de los padres aplicarse diligentemente al trabajo de comunicar lo que han aprendido del Señor a sus hijos. De esta manera, la verdad de Dios debe ser propagada por nosotros, para que nadie pueda retener su conocimiento para su propio uso privado; sino que cada uno pueda edificar a otros, de acuerdo con su propia vocación, y según la medida de su fe y gracia. 

¡Cuánto nos falta ser como Abraham! ¿Será que Dios también sabe que en nuestros corazones está el deseo de guardar su camino y que nuestros hijos y nietos también lo hagan? ¿Será que nos parecemos un poquito a Abraham? Ciertamente deberíamos tratar de tener al menos un poco de la fe de este hombre, a fin de que con nuestra fidelidad y un ejemplo piadoso podamos ser de impacto para la vida nuestros hijos, para que cuando fueren viejos nunca se aparten del temor de Dios, Amén.

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.