Habacuc 3:17-18 “Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya fruto, aunque falle el producto del olivo y los campos no produzcan alimentos; aunque se acaben las ovejas del redil y no haya vacas en los establos; con todo, yo me alegraré en Jehovah y me gozaré en el Dios de mi salvación”.
Por: Marianella Layana de Jácome
Habacuc vivía tiempos de injusticia, violencia, y la amenaza de invasión por parte de los Caldeos. Era un momento de gran dificultad para el pueblo de Israel. La tierra estaba sufriendo sequía, y las cosechas se habían perdido. Sin embargo, en vez de dejarse dominar por el temor o el desánimo, el profeta decide glorificar al Padre, adorarlo, confiar plenamente en Él.
Este versìculo demuestra la fe aún en medio de la escasez. Recordemos que el justo vive por fe, no por lo que ve. Nuestra alegría no depende de lo que tenemos, ni de las circunstancias sino de quién es Dios. Aunque se pierda el empleo, aunque no haya dinero en la cuenta, aunque la salud no nos acompañe o las noticias sean malas, con todo, me alegraré en el Señor.”
El profeta nos recuerda que nuestra alegría no debe depender de las circunstancias favorables, ni de las posesiones sino de quién es Dios: fiel, salvador, soberano. Él es nuestra fuente inagotable, aún cuando todo a nuestro alrededor parezca vacío. El mensaje de Habacuc nos anima a encontrar nuestro gozo y seguridad en Él, pase lo que pase.
Una vida que glorifica a Dios adora al Padre incluso en medio del dolor o la pérdida, elegimos confiar en Dios y alabarle. El tiene un plan perfecto parta sus hijos, el justo por la fe vivirá.