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Hageo 2:5 “Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis”.

Por: David Agustín Pérez Vera

El Eterno no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse, por lo tanto, en Él no hay engaño ni sombra de variación. En tal sentido Él ha prometido estar con Su pueblo, así como, se lo prometió a Israel en los primeros tiempos, Él sigue sosteniendo Su promesa, hoy por hoy con Su Iglesia, el Israel espiritual. 

En el tiempo de Moisés, el Eterno se pronuncia con una maravillosa promesa, ante la salida de Israel de Egipto, tal como lo manifiesta Éxodo 29:45-46 “Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios.  Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios”. Que maravilloso es nuestro Padre Eterno, hoy tú y yo, podemos descansar tranquilos, si nuestra confianza, esperanza y sueños descansan en sus promesas. 

Amado amigo y hermano, así como el Eterno prometió estar con ellos y habitar en medio de ellos, cumpliendo su Palabra, también lo hará hoy en día con nosotros. Esto nos pone frente a una gran interrogante ¿Cómo sabemos que Dios está con nosotros? La respuesta es sencilla y básica, si la razonamos llenos de fe, lo cual nos permite decir, “Porque creemos en sus promesas”.

El Eterno ha prometido estar con nosotros. Y no solo eso. Él ha prometido darnos la fuerza necesaria para perseverar, en virtud de ello, trabajemos en su viña con amor y fidelidad. En ese sentido, Él lo manifiesta: “mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis”. Recuerda, nuestra valentía y fuerza descansa en el poder del Espíritu Santo, por tanto, esforcémonos en hacer la obra del Señor, pero en total dependencia del Espíritu de Dios. 

Sí somos agradecidos con nuestro Padre Celestial, entonces esforcémonos cada día por servirle al Eterno como sólo Él lo merece. Para ello, en este contexto, sólo Jesús hace posible que nuestras vidas estén llenas de Él, lo que nos permitirá tener las fuerzas por medio del Espíritu Santo, para perseverar en anunciar Sus Virtudes a un mundo que se pierde en sus delitos y pecados, Shalom.

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