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Hebreos 12: 3 “Consideren, pues, al que soportó, para que no decaiga el ánimo de ustedes ni desmaye”.

Por: Marianella Layana de Jácome.

El cristiano hoy en día pasa por muchas situaciones difíciles, algunos tal vez más que otros, las persecuciones, las ofensas, el rechazo de las personas al saber que desean compartirles un mensaje, otros en situaciones más extremas son asesinados; así mismo dentro de la congregación no estamos exentos de problemas entre hermanos, malos entendidos, murmuraciones, falta de unidad y amor.  

Todas estas situaciones en algún momento pueden desmotivarnos, desanimarnos a perseverar en fidelidad a nuestro Dios. Y es ahí cuando su Palabra nos motiva a considerar a nuestro Salvador, a recordar todo lo que sufrió y padeció injustamente por causa de nosotros.  Si hablamos de injusticia, persecución, agresión, difamación, traición, nuestro Señor Jesucristo fue quien experimentó primero en carne propia todo esto.

Cuando las pruebas por la persecución o los desafíos de la vida hacen difícil seguir adelante, tenemos el mayor ejemplo que es Cristo y ejemplo de los que le creyeron a Dios y confiaron en sus promesas y no fueron avergonzados. Este versículo nos alienta a considerar a Jesús, quien soportó vituperios y toda clase de mal en su contra, sin embargo, nunca se desvió, nunca se desmotivó, ni renunció a lo que su Padre le había encomendado a hacer. Por tanto, que no decaiga nuestro ánimo, ni desmayemos en la continuidad del servicio en su obra. 

Nuestro Señor Jesucristo no nos pide más de lo que Él mismo experimentó, y Él conoce exactamente por lo que estamos pasando, si Cristo siendo el Dios encarnado sufrió tanto, quienes somos nosotros para esperar vivir sin adversidades ni sufrimientos. No olvidemos que Dios está al control de todo y que sus promesas son fieles y verdaderas; y si creemos en su Poder y en su Palabra nunca seremos avergonzados.

La vida de reino vale la pena, trabajar en la obra del Señor es un privilegio, sigamos adelante, no desmayemos.

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