Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

Hebreos 12:10 “Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad”.

Por: Nelly Jácome de Pérez 

La palabra disciplina se usa diez veces en Hebreos 12:4-11.  Y cuando la misma palabra se usa diez veces en ocho versículos, adquiere gran importancia. Disciplina significa entrenamiento. En otros pasajes de las Escrituras, la palabra se usa en referencia a un padre que instruye a sus hijos, o a la instrucción en la justicia, o en este contexto, a Dios instruyendo a sus hijos. 

El escritor de Hebreos dice que Dios disciplina amorosamente a sus hijos, para capacitarlos, para convertirlos en campeones espirituales. Su propósito es alejarnos de lo que nos causa daño y guiarnos a la semejanza de Jesús. Es un proceso de maduración espiritual que Dios nos permite experimentar para llegar a ser como Cristo. Es el esfuerzo de Dios en mi vida para realinear mi voluntad a la suya, y así poder ser partícipes de su santidad. 

La disciplina de Dios surge de su amor por nosotros. Somos sus hijos. A diferencia de los padres humanos, él nunca disciplina con ira. Si lo hiciera, nos destruiría, reduciéndonos a la nada (Jeremías 10:24). Puede que a veces tenga que disciplinarnos severamente, pero jamás nos mataría (Salmo 118:18). 

Dios quiere liberarnos para que seamos todo lo que podemos ser. Tiene que eliminar las asperezas de nuestra pecaminosidad, eliminar las malas actitudes y pulir nuestros defectos de carácter. Para que eso suceda, nos disciplina.

Dios desea que todos sus hijos sean como su Hijo Jesucristo. Y para lograr ese propósito, los disciplina. Y para que nosotros, sus hijos, seamos como Jesús, debemos aceptar su disciplina con voluntad. Una y otra vez, Amén.

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.