Hebreos 13:18 “Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Seamos fieles en la oración por los que hacen la obra de Dios en lugares a los que la mayoría no podemos llegar. El autor de Hebreos parece haber estado en alguna situación difícil. Algo le impedía reunirse con los hermanos. ¿Tal vez estaba enfermo? ¿Tal vez preso? Sabemos, por esta misma carta, que Timoteo había estado preso y recientemente había sido liberado (13:23).
¿Cómo podemos orar por los misioneros y sembradores de iglesias? Primeramente, por cosas tan básicas como su salud y provisión. Pero aquí el escritor destaca dos cosas más. La primera es una buena conciencia. ¿Quién conoce el corazón del hombre? Solo Dios y, en parte, el propio hombre. Por tanto, roguemos que los mensajeros del Señor siempre puedan tener delante de él una limpia conciencia, para que su trabajo sea aceptable delante de él.
La segunda es una buena conducta. Las personas que sirven a Dios a tiempo completo y con perfiles públicos están en la mira de todos. Tal vez su buen trabajo pase desapercibido. Pero sus errores y sus pecados no. Sostengamos en oración a estas personas para que puedan mantenerse firmes en una conducta de la que nadie pueda tener queja. Esta es una de esas instancias en que nuestra fidelidad al orar puede sostener la fidelidad del ministerio y la conducta de alguien más. Un ministerio no solo se forma de los que están al frente, dando la cara. Se forma con los que están detrás, respaldando en oración, ayudando a llevar la carga, como columnas.