Hebreos 13:2 “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Otra oportunidad para mostrar nuestra fidelidad es en la hospitalidad. Nuestra capacidad de hacer sentir bienvenido al extraño, al que recién llega o al que no tiene adónde ir. La filoxenia, el amor a los extraños. ¡Qué compleja situación! En nuestro mundo hemos aprendido a ser desconfiado. Uno de los primeros consejos que un niño aprende es: no hables con extraños. Es una medida de seguridad para ellos, que a medida que crecen, debería ser reemplazada por: aprende a tratar con los extraños. Y el trato cristiano es el amor.
La historia de la humanidad es una historia de migraciones y desplazamientos, pacíficos y violentos. Abraham emigró de Ur a Canaán. Jacob y sus hijos emigraron a Egipto. Israel fue deportado a Babilonia. José, María y un pequeño Jesús huyeron a Egipto para salvar la vida del niño. Unos con posibilidades, otros con ninguna. Todos fueron extraños y vulnerables en una tierra desconocida.
No permitamos que el amor fiel por los extraños se enfríe. La maldad del mundo podría desanimarnos. Pero la bondad de Dios nos inspira. Nosotros todos éramos enemigos de Dios y ahora somos su familia. Seamos fieles en la hospitalidad.