Hebreos 13:20-21 “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos, Amén”.

Por: Dayse Villegas Zambrano 

Seamos fieles a la voluntad de Dios. Acoplémonos a ella para que nos vaya bien. Una manera de alcanzar esto es perfeccionándonos, capacitándonos, volviéndonos aptos para toda buena obra.  No lo haremos por nuestra propia cuenta. Pidamos a Dios oportunidades de perfeccionamiento. Él lo hará. Él enviará a otros que nos enseñarán y nos entrenarán en aquellas tareas y virtudes que Dios ha diseñado para que podamos participar en su propósito, en todo lo que es agradable para él.

No se trata solo de matricularse en un curso. Usted no aprenderá a ser paciente y manso una hora a la semana (aunque la asistencia, la puntualidad y las tareas sí ayudan). Dios a menudo lo tomará a usted como un practicante. Le permitirá poner las manos en la obra y aprender en tiempo real, guiado por cristianos expertos en formar servidores que tomen la posta. No se limite por su edad ni por su educación previa, si fue poca o si fue mucha. No se limite por si es hombre o mujer, rico o pobre o si llegó al Señor en su juventud o en su madurez. Vuélvase otra vez como un niño, enseñable, dispuesto a aprender. 

¿Cuándo fue la última vez que oró pidiendo a Dios una actualización de sus capacidades para el servicio? No se conforme con ser menos que excelente. En todo lo que Dios le ha dotado, sea fiel.