Hebreos 2:3 “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Demos gracias de que conservar la salvación no depende de nosotros, sino de la fidelidad del Señor. Algunas veces, este texto suele ser usado para sugerir que la salvación puede perderse, cuando el cristiano no es ciento por ciento fiel. Pero si leemos con cuidado, nos damos cuenta de que:
- Para el hijo de Dios que comete transgresión y desobediencia contra Su palabra hay consecuencias, “justa retribución” (Hebreos 2;2). Justa, no injusta. Dios no es injusto ni rompe sus promesas, y la salvación es la más grande y maravillosa de todas ellas. Nos fue anunciado un Redentor desde el Génesis (3:15). Jesucristo, una vez que redime a alguien, lo hace para siempre.
- Es posible que un cristiano, habiendo recibido una salvación tan grande, anunciada por Jesucristo y confirmada por los apóstoles, descuide ese tesoro y no lo valore en toda su dimensión. Ese cristiano no podrá escapar de las consecuencias de sus acciones. Dios tratará con él justamente. Pero la palabra que usa el autor de Hebreos es descuidar la salvación (ser infiel o negligente con la nueva vida espiritual). No habla de perderla. No podemos perder el regalo de la salvación porque la garantía no está en nuestras manos, sino en las de Dios.
- Si alguien usa el nombre de cristiano sin dar ni un solo fruto de su arrepentimiento, no puede perder una salvación que nunca tuvo.
Esto no nos puede llevar a pensar que basta con vivir la vida cristiana al mínimo. Ningún hijo de Dios, por rebelde que sea, puede engañarse creyendo algo así. Y ningún hijo de Dios puede estar verdaderamente feliz viviendo así. Fuimos salvados para ser fieles y para luchar por la fe. No nos sentiremos satisfechos hasta que libremos la buena batalla (2 Timoteo 4:7-8).