Hebreos 4:14 “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Nosotros, al venir a Cristo, hemos abrazado esta verdad. Jesús es el Hijo de Dios, el camino al cielo. Es el más precioso tesoro que los cristianos tenemos en común. En muchas cosas somos diferentes. En algunas podemos estar en desacuerdo. Pero en esta afirmación nuestra voz es una sola. Jesús es el Hijo de Dios.
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios (1 Juan 4:15). Retengamos esta verdad. Retener no es esconder. Tengamos el valor de proclamar. La fidelidad es abrazar nuestra profesión y llevarla con nosotros por donde vayamos, levantándola como nuestra bandera, para que sea vista por todos los que nos miran. Que no nos vean a nosotros primero. Que vean a Jesús. Que la impresión que el otro se lleve no sea nuestra personalidad, nuestro atractivo o nuestros logros. Que se vayan impresionados por Jesús. Somos humanos, nos gusta el reconocimiento. Pero por amor a Jesús, renunciemos a eso y seamos fieles.
Retengamos nuestra profesión, el lema de nuestras vidas. Jesús, el que traspasó los cielos, él es el Hijo de Dios.