Hechos 1:14 “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego”.
Por: Nelly Jácome de Pérez
Constantemente, notaremos la importancia que esta práctica “unánimes en oración y ruego” tenía para la Iglesia del primer siglo y especialmente para sus líderes. La vida de oración es el sello distintivo de un cristiano consagrado. Estar unánimes es tener un mismo sentir, tener un mismo propósito. Hay muchas personas que están juntas, más no unánimes.
El diccionario de la Real Academia Española define Perseverar como: Durar permanentemente o por largo tiempo. Esto nos da una idea de la actitud de dependencia de Dios que tenían los primeros discípulos, porque no podemos negar que cuando oramos estamos literalmente dependiendo de Dios, a través de la oración de acción de gracias (Efesios 5:20) estamos reconociendo que somos lo que somos y tenemos lo que tenemos por obra del señor, a través de la oración de petición y ruego, (Mateo 7:7-8) estamos comunicando que nosotros no podemos, por lo tanto, acudimos a un poder superior que todo lo puede.
Los creyentes no deberíamos esperar atravesar un momento difícil para durar permanentemente o por largo tiempo en oración. Pero se ha preguntado ¿Por qué no lo hacemos?. Tal vez estamos distraídos en resolver diferentes asuntos, que ignoramos que Él desea que nuestra vida sea transformada día a día, ignoramos que nuestra familia y la iglesia están bajo la asechanza del diablo, aun cuando todo parezca normal, ignoramos que Él desea que seamos sus instrumentos para ayudar a los nuevos creyentes a crecer en su fe, muchos de ellos están destrozados y necesitan nuestra ayuda, etc.
Si nuestra conciencia estuviera alertada de todas estas situaciones, entonces tendríamos una razón para orar siempre. En otras palabras, si nuestra relación con Dios es fresca y sólida, el Espíritu Santo siempre tendría un mensaje para que en nuestro corazón estemos urgidos a orar. De tal manera, que si no estamos perseverando en oración, deberíamos revisar que tan bien está nuestra relación con Dios y consecuentemente nuestro entendimiento de su voluntad.
Es mi oración que su comunión y búsqueda de Dios sea tan intensa y sincera, al grado, que el Espíritu Santo le invite a perseverar en oración y ruego, como lo hacían los cristianos del primer siglo, Maranatha ¡Cristo viene pronto!.