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Hechos 13:47
Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.

Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano

El mismo Dios visionario que habló a Jacob en Betel sigue cumpliendo la siguiente fase de su propósito dos mil años después. Ahora está llamando de Israel a su iglesia, pero no reservará este llamado a una sola nación, sino que ahora será a todas las naciones. 

Veamos cómo crece esta iglesia. Nuevamente parte de un grupo de doce, esta vez apóstoles de Jesús. Tal como en la familia de Jacob, uno ha sido quitado de su lugar de privilegio, y reemplazado. Y al igual que los hijos de ese patriarca, unos se quedan en su tierra, mientras otros, como José, emprenden largos viajes para salvar las vidas de miles de personas. Como José, guiados por el Espíritu de Dios, predican al principio entre sus hermanos, en las sinagogas, pero son expulsados, muchas veces con maltratos, y así encuentran un nuevo grupo, los extranjeros o gentiles. Entre ellos hay autoridades romanas, como el procónsul Sergio Paulo o Cornelio. Y gente del pueblo, que ruega que se le hable del evangelio. 

Nosotros también hemos sido enviados para salvar las vidas de miles. 

Hace poco hablé con un predicador que me explicó por qué no se desanima cuando en las campañas al aire libre nadie levanta la mano para recibir a Jesús. En su visión, la campaña es solo la primera fase del evangelismo. Una parte de su audiencia son los que se paran a oír en la calle o los que pasan de largo. La otra parte son los que escuchan desde una ventana o detrás de una puerta, desde su negocio, su trabajo o su casa. Y que el siguiente paso es ir puerta a puerta visitando a esas personas que no pudieron salir o que no se atrevieron. Los enfermos y los oprimidos. “Allí está la cosecha”, dijo, recordando que al tocar a una puerta, una familia salió a abrir y a decirle: “Pastor, venimos a entregarnos”. 

Esas personas están rogando que se les hable del evangelio. Y así como Jesús nos amó primero (Romanos 5:8), necesitan que nosotros los amemos desde antes de conocerlos, predicando aun cuando no podamos verlos cara a cara. Ocurre cuando se predica en la calle, en la radio, en una transmisión en vivo o en un video grabado. Allí hay muchas puertas a las que estamos tocando.

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