Hechos 16:31-34 “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa”.
Por: Nelly Jácome de Pérez
Dios no se deleita solo en trabajar con individuos, sino que sus diseños eternos son generacionales. Cuando leemos la biblia, vemos presentándose continuamente como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, para dejarnos claro que en el reino de Dios sus planes no terminan con nosotros únicamente, sino que su plan es generacional.
Dios prometió a Abraham que se convertiría en una nación grande y poderosa y que en él serían bendecidas todas las familias de la tierra. Génesis 18:19 Dios refiriéndose a Abraham dice: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. Esa misma asignación dada al patriarca Abraham está sobre cada uno de nosotros, y en la prontitud que tengamos con nuestra familia, garantizamos que Dios cumplirá sus promesas en nosotros.
Las grandes promesas en las escrituras son para quienes temen al Señor (Salmos 34:9). Quienes temen al Señor no tienen que temer a nada más sobre esta tierra. Los que le conocen, pero no lo temen, traerá tropiezo a la salvación de sus familiares. Predicar con el ejemplo es uno de los más importantes recursos que se nos ha otorgado. Un hombre de Dios dijo: “Predica con tu ejemplo en todo tiempo, y sólo cuando sea necesario, usa palabras”.
No divorciemos nuestra fe de la paciencia, para ver a nuestra familia venir a los pies de Jesucristo. No desesperemos, ni presionemos, ni discutamos con nuestros familiares que no quieren aceptar a Jesús como su Salvador. Seamos un instrumento de Dios para ellos, de ninguna manera un tropiezo que atrase su salvación.
Padre Celestial, que tu gracia corra como un río y alcance a nuestra familia. Padre Santo, Dios Todopoderoso, te rogamos hoy que hagas real en este tiempo, la salvación de nuestros padres, hijos, abuelos, hermanos, tíos, sobrinos y primos. Que todos sean alcanzados por el brazo de tu poder para salvación. En el nombre de Jesús, sálvalos para siempre, que te sirvan, que te amen, que se rindan a ti como hijos y siervos obedientes y que conozcan tu protección y tu recompensa en esta tierra, amén.