Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
Parte I
Dios desde la eternidad tuvo en mente reunir a su pueblo en un solo cuerpo, la orden de Jesús fue dada a sus discípulos de esparcir su palabra a todo el mundo y les dijo que recibirían poder, cuando haya venido sobre ellos el Espíritu Santo y que le serían testigos en Jerusalén en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual lleno toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego asentándose sobre cada uno de ellos, y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu Santo les daba que hablasen (Hechos 2:1-4) Ese día el Espíritu Santo unió en un solo cuerpo a todos sus discípulos y seguidores, los creyentes ahora, eran parte del cuerpo de Cristo, por tanto, su cuerpo desde ahora será llamada su Iglesia, ahora todos forman un solo cuerpo en Cristo.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se les dio de beber de un mismo Espíritu (1 Corintios 12:13) y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres (Hechos 5:14).
Inicialmente la iglesia del Señor eran creyentes judíos, luego el evangelio fue predicado a los gentiles, muchos se unieron en un solo cuerpo gentiles y judíos formando un solo cuerpo en el Señor, a pesar del odio existente entre gentiles y judíos, este perjuicio que existió entre ambos pueblos fue superado por medio de la cruz, porque el es nuestra paz, que de ambos pueblo hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresadas en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz (Efesios 2:14-15).