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Hechos 19:11-12Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

Escrito Por Dayse Villegas Zambrano

Dios hace cosas extraordinarias por mano de personas con corazón dispuesto. Así el cuerpo de Cristo crece. El apóstol Pablo no solo enseñaba con palabras. Su ministerio era multiforme, tenía muchos frentes, y aunque el principal para él era la predicación y la enseñanza, no descuidaba los demás. Su ministerio de sanidades seguía activo. Dios hacía milagros extraordinarios a través de él mientras se mantenía predicando. 

Pablo fue copiado e imitado pronto, pero la imitación sin fe está destinada a fracasar. Dios no puede usar a gente que invoca el nombre del Señor como una fórmula mágica, por ganancia propia. Tampoco somos ambulantes ni flotantes, somos parte de un cuerpo, tenemos un Señor. 

Cuando una iglesia crece verdaderamente, no se debe a un plan de marketing o a una estrategia de redes sociales. Tampoco a tener un nuevo gran edificio. La iglesia puede ser y crecer sin necesidad de esas cosas. La obra de crecimiento es de Dios. 

Incluso el enemigo puede distinguir un ministerio auténtico de uno falso. Cuando los imitadores de Pablo trataron de enfrentar a los demonios, estos se burlaron de ellos. Una congregación que no estuviera respaldada por el Señor Jesús saldría huyendo, espantada y avergonzada de cualquier situación peligrosa. 

Un cuerpo de creyentes que crece espiritualmente debe estar cubierto y respaldado por el Señor Jesús. Entonces podremos resistir al diablo y este será el que huya de nosotros (Santiago 4:7). 

La gente también puede notar cuando un ministerio es auténtico, sea o no creyente, porque su impacto es extraordinario y produce temor de Dios en los que lo ven, y note aquí una de las mayores señales de que la iglesia crece: el nombre de Jesús es magnificado a causa de ella. 

Nuestra ciudad debería ser impactada por el testimonio de nuestra iglesia, y esto es más que palabras. Debe ser impactada por nuestra forma de vida y por las cosas extraordinarias que Dios hace por medio de nosotros. Por eso, no lo dejemos para mañana. ¡Crezcamos!

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