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Hechos 20:28 “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”.

Escrito Por: Walter Encalada Pazmiño 

Su Iglesia es comprada a precio de sangre 

Escrito está en el Nuevo testamento y dicho por el mismo Señor Jesucristo en Mateo 18:16 que Jesús amó a la Iglesia y se entregó a la muerte por ella (Efesios 5:25).  El precio alto que pagó por ella, nos una idea del valor que tenía para Él.  

Cristo dio su vida para mantenerla fuera del alcance del maligno, en un solo cuerpo a los dispersos hijos de Dios (Juan 11:52).  Este cuerpo único de creyentes redimidos, es la Iglesia columna y baluarte de la verdad, todos nosotros somos esclavos del pecado; así es nuestra naturaleza, por esa condición todos estamos condenados por la ley de Dios, nuestro Padre Celestial ha intervenido procurando librarnos de esa condición, pagando un alto precio por ese rescate a todos nosotros.

Envió a su Hijo unigénito para librarnos de nuestros delitos y pecados, con ese sacrificio inigualable en la cruz del calvario nos dio libertad, por tanto, fuimos comprados a precio de sangre. Jesucristo murió y resucitó por amor a nosotros, no existe nadie que diera su vida por otros, solo Él derramó su preciosa sangre.

Su iglesia es una congregación de personas regeneradas, redimidas, por su sacrificio recibimos su perdón por la deuda que teníamos con Dios asumida por el pecado de la desobediencia en el Jardín del Edén.  Somos salvos, redimidos mediante la muerte y resurrección de Cristo (Efesios 2;13 Tito 2:13-14).  Podemos añadir que la Iglesia no se podía constituir como tal, sin el descenso del Espíritu Santo para iniciar la acción de bautizar, haciendo posible la formación de un cuerpo en Cristo (1 Corintios 12:13), además no era posible sin el descenso del Espíritu Santo, debido a que la iglesia es el templo de Dios en Espíritu (Juan 14:17; 1 Corintios 3:16; Efesios 2:22).

Agradecidos estamos Señor por tu sacrificio en la cruz, tomaste ese lugar por nosotros reos del pecado y nos diste tu vida para librarnos de la condenación eterna. Gracias Señor Jesús por tu inmenso sacrificio, cúbrenos con tu sangre preciosa, líbranos de todo mal, Amén.

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