Hechos 20:32 “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
La gracia es una gran constructora. Construye vidas santas. Un día a la vez, edifica una obra de belleza y no la deja vacía esperando que otro la llene o la habite; ella misma va llenando las habitaciones de nuestra alma con tesoros que son herencia de Dios para nosotros. Y lo hace para que allí pueda vivir el Rey.
En Juan 6:63 Jesús lo explica de manera muy poética. Las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida. No es muy difícil imaginar lo que sigue. Persevere en las palabras del Señor Jesús. Ellas son las que construyen para usted una vida abundante y rica. Nadie más puede darle esto.
Hasta aquí el discurso es muy tierno, ¿pero sabe qué? Los discípulos de Jesús lo enfrentaron ese mismo día y le dijeron esto: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oír? Es decir: Tu palabra, Jesús, no nos parece que tiene gracia. Tu palabra es dura. Duele oírla. Nos escandaliza. Aún más, Jesús se dio cuenta en ese mismo momento que aunque él hablaba, había varios entre sus más allegados que no creían.
No confíe en que usted siempre estará en la dulce disposición de escuchar la palabra de Dios y obedecer. En ocasiones se le hará dura de oír. Dura de creer. ¡Pero persevere! Escúchela. Léala. Órela. Cántela. No hay algo que le garantice a usted el crecimiento espiritual e integral sino la exposición a ella. En este año, rompa con todo lo que le estorba y separe tiempo para escuchar la palabra.