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Hechos 2:42 – “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”

Por: Ericka Herrera de Avendaño

La iglesia primitiva nos ofrece un ejemplo claro de cómo vivir una vida cristiana plena y dedicada. Hechos 2:42 destaca cuatro elementos fundamentales que los primeros creyentes practicaban con diligencia: la doctrina de los apóstoles, la comunión unos con otros, el partimiento del pan y las oraciones. Estos pilares son esenciales para cualquier iglesia que desea perseverar en la fe y crecer en su relación con Dios y con los demás.

La enseñanza de los apóstoles se basaba en las enseñanzas de Jesús y en la revelación del Espíritu Santo. Perseverar en esta doctrina significa estudiar y aplicar la Palabra de Dios en nuestras vidas. La Biblia es nuestra guía y debemos dedicar tiempo a leerla, meditar en ella y vivir conforme a sus principios. Esto nos fortalece espiritualmente y nos da el conocimiento necesario para discernir la verdad y evitar el error.

La comunión entre hermanos es vital para el crecimiento y la salud espiritual de la iglesia. Al compartir nuestras vidas, apoyarnos mutuamente y construir relaciones basadas en el amor de Cristo, nos edificamos unos a otros. La comunión nos ayuda a llevar las cargas unos de otros y a celebrar las bendiciones juntos, creando un sentido de unidad y pertenencia en la familia de Dios.

El partimiento del pan, o la Cena del Señor, es un recordatorio constante del sacrificio de Jesús por nuestros pecados. Este acto de adoración y memoria nos llama a la reflexión y a la gratitud. Nos unimos como cuerpo de Cristo para recordar su muerte y resurrección, proclamando su sacrificio hasta que Él venga nuevamente.

La oración es el medio por el cual nos comunicamos con Dios. Perseverar en la oración nos permite mantener una relación íntima y constante con nuestro Padre celestial. A través de la oración, presentamos nuestras peticiones, agradecimientos y confesiones, y buscamos la guía y dirección de Dios en nuestras vidas. La oración nos fortalece y nos permite alinearnos con la voluntad de Dios.

Amada iglesia, perseveremos en la doctrina, la comunión, el partimiento del pan y la oración. Al hacerlo, creceremos en nuestra fe y seremos luz en el mundo, mostrando el amor y la verdad de Cristo a todos los que nos rodean.

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