Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

Por: Ericka Herrera de Avendaño

El mensaje de salvación es claro y contundente: Solo en Jesús hay salvación. No hay múltiples caminos para llegar a Dios; solo a través de Cristo podemos ser reconciliados con el Padre y recibir la vida eterna. Esta verdad es la esencia del evangelio y el motivo por el cual debemos compartirlo con urgencia.

En un mundo donde muchas personas buscan sentido y propósito en filosofías, religiones o esfuerzos propios, el evangelio nos recuerda que la salvación no depende de nuestras obras ni de nuestra justicia, sino de la gracia de Dios manifestada en Cristo. Él pagó el precio por nuestros pecados en la cruz y abrió el único camino al Padre.

Como hijos de Dios, tenemos el privilegio y la responsabilidad de compartir esta verdad con los demás. No podemos asumir que las personas conocerán a Cristo por sí solas; alguien debe hablarles de Él. Nuestra tarea es ser testigos fieles, mostrando con nuestras palabras y acciones que Jesús es el único Salvador.

A veces, sentimos temor al hablar de Cristo. Tememos al rechazo, la burla o no saber qué decir. Pero la Palabra nos enseña que no estamos solos en esta misión. El Espíritu Santo nos da poder para testificar y tocar los corazones de quienes escuchan el mensaje. No se trata de nuestra elocuencia, sino de la obra de Dios a través de nosotros.

Cada día es una oportunidad para compartir a Jesús. Puede ser con un amigo, un compañero de trabajo, un familiar o incluso un desconocido. Lo importante es estar disponibles y sensibles a la voz del Espíritu Santo, permitiendo que Él nos guíe.